EL TIMO DEL NAZARENO

EL TIMO DEL NAZARENO

El modus operandi de los timadores es el siguiente:

 

Normalmente suelen ser grupos organizados distribuidos en varias partes del territorio nacional.

Estos grupos suelen constituir varias “sociedades pantalla” en las que suelen poner al frente a los denominados “hombres de paja”.  Hay veces que suelen ser individuos de la misma organización, pero se han llegado a dar casos en los que se ha llegado a poner a gente sin techo a la que se les pagó 100 € y un bocadillo (no es broma) por ser Administradores de las sociedades. La idea es que los administradores de la sociedad no tengan aparentemente un vínculo entre sí.

Posteriormente, lo que hacen los timadores es “engordar” una de las sociedades mediante la realización de transacciones ficticias (o incluso reales) entre las sociedades con objeto de darle solvencia a la sociedad. Estas sociedades cumplen durante este tiempo con todas sus obligaciones legales e impositivas y de pagos (claro, es entre ellos mismos).  Tened en cuenta que principalmente, contrariamente a lo que se pueda pensar el objetivo de este timo no son las empresas proveedoras del material, si no las aseguradoras de crédito ya que la sociedad previamente “engordada” suele pasar sus filtros para conseguir crédito.

 

Una vez que la sociedad ha engordado comienza la fase de “captación” de nuevas víctimas: Normalmente una o varias de estas personas actúan como “gancho” y se presentan a las empresas a través de conocidos, ferias, foros etc. Estas personas suelen tener mucho carisma y mucho poder de convicción. Suelen vestir muy bien, conducen buenos coches, invitan a los proveedores a buenos restaurantes, dicen ser amigos de famosos etc.….

 

Una vez captada la víctima, comienza el juego: Para conseguir ganarse la confianza del proveedor, durante el proceso de alta de cliente, o bien estas empresas no ponen absolutamente ninguna pega a las condiciones (plazos de pago, forma de pago, entregan toda la documentación) o incluso llegan a ser ellos mismos los que proponen prepagar el 100% del valor del primer pedido, el cual además no suele ser de un importe muy elevado.

 

Posteriormente, durante los primeros meses de relaciones comerciales, se mantiene la misma dinámica: Pedidos de importes razonables y pagados a tiempo (o prepagados).

 

Una vez que los timadores han conseguido ganarse nuestra confianza, viene el timo en si mismo. Aquí hay varias variantes: Normalmente la persona que actúa de gancho nos ofrece la “oportunidad de nuestra vida” ya que “casualmente” han conocido a una persona/empresa muy interesada en nuestros productos y puede ser un trato muy ventajoso para ambas partes. Incluso nos llegan a ofrecer pagarés/cheques como medio de pago para darle “seguridad” a la operación. Si la victima acepta se le sirve la mercancía a crédito al cliente.

 

Una vez llegada la fecha de vencimiento, por supuesto el cliente no paga. Devuelven los recibos, los pagarés no tienen fondos etc.… Cuando comenzamos a reclamar las facturas comienzan las excusas: Ha sido un descuido, nos ha fallado un cliente, la persona que tenía que firmar los cheques está en el hospital, un empleado se ha fugado con el dinero de la caja etc. etc. etc.…. El objetivo como os podéis imaginar es darnos largas mientras los timadores mueven la mercancía “revendiéndola” a otra empresa de sus sociedades pantalla.

A medida que seguimos insistiendo en nuestras reclamaciones, nuestra persona de contacto se va volviendo más reacia a respondernos y termina desapareciendo del mapa (su móvil deja de estar operativo, nuestros correos vienen devueltos etc.…)  Cuando decidimos realizar una visita personal a las instalaciones del cliente ya es demasiado tarde: La nave está vacía y ahí ya no hay rastro de ese señor tan agradable y majo que nos llevaba de copas al sitio de moda y no nos dejaba pagar ni una ronda. Aquí nos encontraremos con la procesión de acreedores que vienen a lo mismo que nosotros, de ahí el nombre de “nazareno” de este timo.

 

Obviamente, desde el punto de vista “moral” hemos sido objeto de una estafa. Sin embargo, y aquí viene el otro gran problema, una vez que queremos ir por la vía legal contra los timadores resulta muy difícil  incluso si conseguimos demostrar el vínculo entre las sociedades pantalla ya que desde un punto de vista “técnico” no deja de ser un asunto civil en el que un proveedor ha suministrado una mercancía a un cliente y este “simplemente” no la ha pagado.  Los timadores saben de esto y una vez llegado el juicio ni siquiera comparecen y si alguna vez envían al “hombre de paja” este se declarará insolvente mientras nuestra mercancía acaba siendo puesta en el mercado por otra sociedad pantalla que argumentará que no tiene nada que ver con el tema y como mucho podremos aspirar a recuperar el IVA.

 

Y menudo careto que se nos queda…………………………